Voraz

Tus ojos,
que arropan mi narcisismo,
que recorren mis lunares
-puntos de ignición-
me arrastran hasta un limonero,
hasta el verano
con el océano sobre nuestras cabezas
y mi cuello repleto de hojas tiernas.

Prefiero tus ojos nocturnos y felinos
cuando repasan los tajos que
adornan mi piel
como serpentinas,
cuando a ese campo
de trigales dorados lo azota
un voraz incendio
y
acaricio sus llamas
porque las prefiero.

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